A todos nos ha pasado que nos da un ataque repentino de hambre y queramos comer de TODO.  Esto, muchas veces se debe a la ansiedad, aburrimiento o porque no comemos adecuadamente.

Los ataques de hambre pueden aparecer a cualquier hora. Una forma de controlarlos es darle al organismo los nutrientes que realmente necesita en cada momento, espetar un ritmo de comidas y seguir un patrón regular de horarios, pues no hacerlo favorece la obesidad y el riesgo cardiovascular.

  1. Procura no tener el estómago vacío, reparte las calorías diarias en 5 0 6 comidas. (3 principales y 2 refacciones. Y no dejes pasar más de tres horas entre cada una.
  2. Duerme más, si duermes menos tendrás más hambre durante el día y se te antojan alimentos dulces (los más calóricos), esto es una respuesta de tu cuerpo para compensar la energía que no recuperó durante la noche.
  3. Desayuna bien, es la comida más importante para no estar con hambre a media mañana. Incluye un lácteo, una fruta y cereales integrales, son una buena fuente de carbohidratos y fibra que asegurarán un suministro de energía estable y constante.
  4. No te estreses, esto provoca que tu cerebro estimule las glándulas suprarrenales estas glándulas liberan cortisol, hormona que aumenta la motivación en general, incluidas las de comer.
  5. Toma abundante agua antes de comer, te puede ayudar a calmar ese deseo de comer en abundancia y te aseguras de no comer de más.

6. Incluye proteínas en tus comidas, son la clave para mantener a tu cuerpo saciado por más tiempo, ya que retrasan el trabajo digestivo. Incluye huevos, leche, yogur, queso o carnes.

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