
A todos nos ha pasado que nos da un ataque repentino de hambre y queramos comer de TODO. Esto, muchas veces se debe a la ansiedad, aburrimiento o porque no comemos adecuadamente.
Los ataques de hambre pueden aparecer a cualquier hora. Una forma de controlarlos es darle al organismo los nutrientes que realmente necesita en cada momento, espetar un ritmo de comidas y seguir un patrón regular de horarios, pues no hacerlo favorece la obesidad y el riesgo cardiovascular.
- Procura no tener el estómago vacío, reparte las calorías diarias en 5 0 6 comidas. (3 principales y 2 refacciones. Y no dejes pasar más de tres horas entre cada una.
- Duerme más, si duermes menos tendrás más hambre durante el día y se te antojan alimentos dulces (los más calóricos), esto es una respuesta de tu cuerpo para compensar la energía que no recuperó durante la noche.
- Desayuna bien, es la comida más importante para no estar con hambre a media mañana. Incluye un lácteo, una fruta y cereales integrales, son una buena fuente de carbohidratos y fibra que asegurarán un suministro de energía estable y constante.
- No te estreses, esto provoca que tu cerebro estimule las glándulas suprarrenales estas glándulas liberan cortisol, hormona que aumenta la motivación en general, incluidas las de comer.
- Toma abundante agua antes de comer, te puede ayudar a calmar ese deseo de comer en abundancia y te aseguras de no comer de más.
6. Incluye proteínas en tus comidas, son la clave para mantener a tu cuerpo saciado por más tiempo, ya que retrasan el trabajo digestivo. Incluye huevos, leche, yogur, queso o carnes.