Si por alguna razón se te dificulta o no te gusta correr, una opción que te ayudará a ejercitarte y oxigenar tu cuerpo es la caminata. 

Esta es una actividad de entrenamiento suave y es posible llegar a tener resultados impactantes si se practica de manera correcta y a diario.  

 

Beneficios destacados 

 

Además de tonificar el cuerpo, sobretodo las piernas, entre los beneficios más importantes de este ejercicio de bajo impacto es la ayuda al bienestar mental, emocional y corporal. Te explicamos algunos de estos. 

Mejora la circulación.  

También previene las enfermedades del corazón, aumenta la frecuencia cardíaca y disminuye la presión arterial. 

Produce efectos favorables sobre el colesterol.  

Caminar puede ayudar a reducir el colesterol LDL al bajar peso y reducir la carga de estrés. 

 Apoya las articulaciones.  

La mayoría del cartílago articular no tiene flujo sanguíneo directo, así que al movernos obtiene su nutrición del líquido articular. La compresión que proviene del movimiento al caminar, mueve al cartílago, llevando oxígeno y nutrientes a las rodillas. 

 Mejora el estado de ánimo.  

Caminar libera endorfinas naturales, que ayuda a disminuir sensaciones de dolor y el estrés. También influyen en la modulación del apetito y en el fortalecimiento del sistema inmunitario.  

 Previene la aparición de diabetes.  

Las personas que no realizan actividad física son más propensas a tener diabetes porque no queman el azúcar que consumen. 

 

 

Una técnica recomendada 

 Adoptar una postura adecuada y movimientos decididos hará que tu caminata se convierta en un ejercicio que mejore tu estado físico. 

 Recuerda que una caminata cotidiana es una actividad relajada y no debe sentirse como un entrenamiento de alto nivel competitivo. 

 Mayo Clinic ofrece estas recomendaciones acerca de caminar de manera correcta: 

 La cabeza en alto. La vista debe ir hacia adelante, no hacia abajo. 

  • El cuello, la espalda y los hombros deben estar relajados, y no levantados y tensionados. 
  • Balancea los brazos libremente, con una ligera flexión de los codos. Puedes darte envión con los brazos. 
  • Aprieta ligeramente los músculos del estómago, con la espalda recta, no arqueada hacia delante o hacia atrás. 
  • Debes caminar de manera fluida, apoyando el talón y luego los dedos. 

 

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